El proceso de construcción de una obra puede tomar años. La complejidad estructural que va materializando los planos, fase por fase, en un terreno de kilométrico es equivalente a la fuerza de trabajo que lo hace posible.

¿Cómo acercarnos a la totalidad y algunas de sus partes clave? Determinados detalles escapan a nuestra vista, si apeláramos a nuestros sentidos para reconstruir una panorámica del territorio habitado provisionalmente por montones de grava, estructuras de varilla, metales y soldadura, en suma, materiales que al pasar por las manos de un incansable equipo de obreros, son transformados.

Gracias al timelapse es posible manipular el tiempo para explorar ese continuum y así entenderlo como totalidad. El tiempo es maleable desde la perspectiva de esta técnica y parte de su noción subjetiva en contraposición al ritmo en el que giran las manecillas del reloj.

Es gracias a la manipulación temporal como el mundo revela su movimiento ante nosotros, del que no podríamos experimentar de forma natural.

Con esto en mente, Timelapse México ha empleado las facilidades de esta importante herramienta para -como lo haría ese ejército que materializa en concreto los esquemas y bocetos-, construir auténticos relatos en movimiento a partir de exploraciones fotográficas con múltiples puntos de vista fragmentando, además del tiempo, el espacio recorrido minuciosamente.

Interesados en la geología, han desarrollado en su serie Intervalos, paisajes audiovisuales de algunos de los volcanes más representativos de México, dando un giro en su última entrega hacia la transformación del territorio. Orientado a documentar una de las últimas y más polémicas transformación del Lago de Texcoco, el NAICM, este timelapse nos introduce por el esqueleto de este proyecto que se ha puesto en pausa en meses recientes, para conocer las entrañas de lo inacabado y sus ecos.