
Al volcán de fuego, bordeado de ceniza, piedras, bosques y zonas de cultivo, hay que mirarlo con respeto; contemplarlo en su total magnitud nos deja apreciar su belleza y sentir un vínculo entre la tierra y el cielo.

Él ha permeado en la vida de sus habitantes rodeándolos de tranquilidad, y a veces, zozobra y miedo.
Este video es un viaje circular (la cámara como parte del viento) que nos muestra, de lo particular a lo general, los alrededores de una comunidad, que despierta y duerme con la presencia y magnificencia del volcán.
Es una búsqueda entre el crujir de la tierra, viva, fértil, hasta el latir de un ente que con sus vibraciones permea y reverbera en el pueblo.

Imágenes llenas de matices, de contrastes “duales” entre la noche y el día, entre la aridez y la lozanía, hasta metáforas de explosión de universos de estrellas que mantienen al volcán con vida y lo muestran único, radiante, pleno de energía y sabiduría.

Esta exploración volcánica forma parte de la serie Intervalos de Timelapse México, exploración del territorio mexicano y sus fenómenos que busca revelar ritmos, relaciones y perspectivas ocultas o inabarcables al ojo desnudo.
CRÉDITOS:
Edición y texto: Belén Valenzuela
Fotografía: Manuel Izurieta, Nicolás Gutiérrez, Julián Stubbs
Producción: Montserrat Cattaneo, Nicolás Gutiérrez, Julián Stubbs
Música: René Camou y Andres Kahan